Intro. Hay auténticas sorpresas llenas de vida, luz, esperanza, profundidad y diálogo cultural y religioso. El Libro de Kells, y esta película, basada en la creación del manuscrito, son un ejemplo.
Aquí tenemos una maravilla elaborada en su mayor parte de manera tradicional, en medio del auge del 3D y de los efectos digitales. Lo cual es todo un guiño a la clave de la película, el Libro de Kells, o el Leabhar Cheanannais en irlandés, también conocido como el Gran Evangeliario de San Columba, un manuscrito realizado, según muchas teorías, entre los siglos VI y IX, entre los monasterios de Iona, Kells o Lindisfarne; elaborado por muchas manos, probablemente entre ellas las de San Columba o San Aidan, y conservado en el Trinity College de Dublín.
El joven monje Brendan representa al monaquismo irlandés de finales de la época patrística y comienzos del medievo, que tuvo gran importancia en la evangelización del norte de Europa.
Lo que cuenta. La historia comienza con los monjes del monasterio de Kells, 60 km al norte de Dublín, en Irlanda. El abad Cellach está empeñado en terminar la construcción de un muro que impida el asalto de los Hombres del Norte, los vikingos, que han causado muchos destrozos en las poblaciones de los alrededores. Su sobrino, Brendan, un joven monje de 12 años, no está interesado en absoluto en el muro de protección, a pesar de que su tío pretenda que siga sus pasos.
La llegada del hermano Aidan (San Aidan de Lindisfarne), procedente del monasterio de la isla de Iona, que ha sido asaltado por los vikingos, lo cambiará todo. Trae consigo el Libro de Kells, un manuscrito ya por entonces mítico, pero todavía sin terminar, en cuyas maravillosas miniaturas él mismo ha colaborado, aunque su vista cansada ya no le da para continuarlo. Necesita unas bayas de roble, que Brendan le conseguirá: para eso tiene que salir al bosque, y desobedecer las órdenes del abad.
La ayuda de Aisling, una niña que habita en el bosque, y que en realidad es uno de sus espíritus, y de Pangur Ban, el gato del hermano Aidan, harán posible que se pueda continuar el Libro. Pero Brendan tiene que conseguir el Ojo de Crom Cruach, una divinidad celta que habita en las sombras del centro del bosque, mientras los vikingos se acercan peligrosamente al monasterio…
Los valores. Estamos, sin duda, ante una película que no solo es para niños, aunque también. En el film hay mucho del Libro de Kells, ya que en las mismas formas de los personajes y, sobre todo, de los paisajes se trata de copiar, con asombroso tino, los trazos de las maravillosas miniaturas del manuscrito.
Gran parte de los personajes están sacados de la historia del monasterio de Kells, o de la tradición y la cultura irlandesas, en la que el mundo celta, el cristiano y el vikingo se cruzan y se confunden. Por eso, hay que ver la cinta con una mente abierta, sabiendo que la clave, sin duda, es la cruz de Cristo, que ilumina no solo el Libro de Kells, sino también las vidas y las oscuridades de un mundo que está en peligro. Aquí algunos de los principales valores de la película:
En primer lugar, es un canto a la cultura, a la literatura y a la tradición cristiana de Irlanda. El manuscrito es una luz que ilumina las tinieblas del pueblo, y el monasterio es el refugio de los pobres y los indefensos.
El buen humor, la alegría y la chispa de Aidan parecen estar reñidos con la seriedad, el puño cerrado y el rostro compungido del abad Cellach, pero nunca se contraponen. Ambos son necesarios, y ambos tienen su lugar. Es muy importante el reconocimiento y la unión, en mitad de las dificultades, de los diferentes carismas que se presentan.
La película recoge muchas tradiciones diferentes, presentes en el manuscrito, y las presenta sin que en ningún momento resulten incompatibles. Así, el gato Pangur Ban está basado en un poema de un monje del siglo VIII a su gato; Aisling es el espíritu del lobo de los bosques, que aparece en el Libro de Kells, y que aquí se convierte en la aliada principal de Brendan; Crom Cruach es una deidad de la Irlanda precristiana, celta, cuyo Ojo es en realidad una lupa, necesaria para la creación de las miniaturas del manuscrito.
La banda sonora es otra maravilla del diálogo cultural y religioso. Bruno Coulais, autor también de la impresionante banda sonora de Los Mundos de Coraline, une tradiciones celtas con el gregoriano de forma magistral.
“La pluma es más fuerte que la espada”. Este refrán se ve reflejado de una manera genial en varias escenas, las más importantes la lucha de Brendan contra el Ojo de Crom Cruach, y el ataque de los Hombres del Norte al scriptorium de la torre de Kells.
Por último, un apunte muy interesante: en el fondo de la película podemos ver cómo el interés por un “catolicismo puro” es, además de una falacia ideológica, algo históricamente inexistente e imposible. La fe siempre se expresado siempre desde los elementos de una cultura, y en el Libro de Kells esto es absolutamente palpable.
En resumen: una película de animación para disfrutar de cada detalle, saboreando las formas y el fondo histórico. Un último consejo: se debe ver esta película siendo conscientes de que los dibujantes han tenido presente el Gran Evangeliario de San Columba en cada uno de los trazos, especialmente en la elaboración de los personajes y del bosque que rodea a la abadía.