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Foto del escritorManuel Fortes Bueno; Llamas, J.M.

Naicronías del Pueblo

Actualizado: 27 ene 2022





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Querido lector, o querida lectora: te doy la bienvenida a esta colección de narraciones con un título tan extraño. Antes de que te sumerjas en la lectura, permíteme que te cuente el porqué de reunir bajo este encabezamiento las nueve historias cuya puerta estás a punto de abrir.


Lo primero de todo: Naicronía es una palabra inventada, y su origen es la lectura de Utopía, la obra de Tomás Moro. Fue él quien inventó ese vocablo, utopía, que tanto ha dado que hablar desde que el genial escritor imaginara una isla, situada en ningún lugar, en la que vivía una sociedad ideal.


Naicronía, por tanto, quiere hacer referencia a esa utopía que soñamos muchos, para aplicarla a lugares y épocas distintos, pero siempre con una idea de fondo fundamental: es posible vivir, hoy, en este tiempo del que formamos parte y que nos toca vivir, la utopía que creemos y esperamos, aunque ello nos provoque dolor, sufrimiento, persecución o incluso que proscriban nuestro nombre como infame (Lc 6, 20-23).


Por ello, he elegido, de entre mis más de cien cuentos publicados online, aquellos que tienen esta clave marcada a fuego en el horizonte de lo que se narra. La mayoría están situados en un contexto medieval o de “época de castillos y princesas”, aunque siempre tratando de volver del revés lo que consideramos “normal” en tales historias. Por tanto, ni los reyes o nobles que encontraremos son, por lo general, “los buenos”, ni los seres oscuros que aparecerán tienen por qué ser “los malos”. En todas ellas está presente la injusticia como clave estructural de la sociedad real, y en todas ellas hay héroes que son en realidad antihéroes, y que quieren vivir en libertad, fraternidad, igualdad, paz, reconciliación, o directamente quitarse de encima el pie que les está apretando el cuello contra el suelo, y actúan en consecuencia, poniendo en juego todo lo que son y tienen, y queriendo darse en ello y por ello. En todas, por supuesto, el Pueblo es un elemento central, y por eso las he reunido bajo el paraguas de Naicronías del Pueblo. El Pueblo sabe por dónde tirar abriendo vías nuevas, siempre y cuando haya quienes caminen delante, en medio o detrás, guiando, acompañando y animando a todos, especialmente a los que han sido desplazados al último lugar, como nos ha recordado en multitud de ocasiones el papa Francisco.


La mayoría de las narraciones que vas a encontrar aquí han sido elaboradas para un público que va desde los niños hasta los adultos que no han perdido ese toque inocente que tanto bien nos hace. Asimismo, se pueden enclavar dentro del género literario del realismo mágico porque, al menos en parte, son parábolas aplicables a cualquier momento y lugar, y porque contienen muchas de las características de este particular estilo narrativo. Hay historias de amor, de lucha, de reconciliación, de liberación, de reencuentros imposibles y hazañas impensables…


Un último apunte: hay un cuento al que le tengo un especial cariño, porque es la causa de que hoy en día yo sea escritor: El señorito y el bandolero. Me lo contaba, cuando era pequeño, mi abuelo, Manuel Fortes Bueno, y su sabiduría fue la que me hizo querer poner por escrito historias como aquellas que él me narraba en noches de invierno junto al fuego de la chimenea de casa, en El Tarajal. Por eso he unido su nombre, como autor, al mío en esta obra. Su memoria agradecida late debajo de cada uno de los relatos que se me ocurren.


Solo me queda desearte que puedas encontrar, en las páginas que siguen, un motivo para leer, para creer, para esperar y para amar profundamente. Que estas Naicronías del Pueblo te ayuden a soñar, como aquella Utopía de Tomás Moro me ayudó a soñar a mí, y me impulsó a escribir Naicronía, hace ya casi veinte años.






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